Robotización y «las 4 C»

LAS COMPETENCIAS CLAVES PARA DESTACAR EN LA ACTUALIDAD

En estos tiempos de pandemia, confinamiento y aprendizajes de todo tipo, he tenido tiempo de “arrimar la silla” y hacerle un hueco a escuchar algunas conferencias online. Muchas de ellas las ha organizado mi universidad y los contenidos han sido muy variados: ciberseguridad, cómo destacar en Linkedin… Por aquí te dejo su canal de YouTube porque muchas son gratuitas y accesibles al público en general.

En una de las que escuché, se trató el tema de los cambios en el mercado de trabajo, que se esperan debido a la digitalización, la transformación de muchos puestos de trabajo, la desaparición de algunos y la creación de otros nuevos. En este sentido, se debatió sobre qué competencias serán necesarias en un futuro no muy lejano para poder seguir siendo “empleable” en este nuevo entorno. Se mencionó por encima que las competencias que nos harán destacar frente a la digitalización, es decir, frente a la máquina procesadora de gran cantidad de datos (robot, ni más ni menos) están agrupadas en lo que se conoce como “Las 4 C”.

La expresión “Las 4 C” no es nueva. Viene de las primeras teorías del Marketing actual. Comenzó con “Las 4 P” (producto, precio, publicidad y lugar -place-) para derivar hacia “Las 4 C” actuales (consumidor, coste, conveniencia y comunicación). Pero más allá de esto, aproximadamente en 2002, comenzaron a estudiarse nuevos sistemas de aprendizaje en el departamento de Educación de los EE.UU. Muchas de las conclusiones de estos estudios se están aplicando en la actualidad en algunos colegios, con múltiples beneficios.

Los expertos en empleo, mejor dicho, en el empleo que viene, no han sido ajenos a estos estudios y han creado un catálogo de competencias fundamentales para todos los aspectos de la vida, aplicables desde la infancia y que, sin duda, contribuirán a que la fuerza de trabajo que suponemos los seres humanos no se quede atrás frente al robot.

Muchas de estas competencias deberían comenzar a cultivarse en la escuela, pero sin entrar en consideraciones profundas sobre nuestro sistema educativo, desde hace un par de generaciones, la fuerza de trabajo cojea, si no en todas las competencias de “Las 4 C”, en casi todas. Pero nunca es tarde cuando la dicha es buena, así que vamos a conocer estas competencias y trabajarlas:

Comunicación y cultura: en los estudios originales referidos al ámbito educativo se nombra únicamente la comunicación, pero en el área del empleo no podemos separar la comunicación de la cultura; no así en el ámbito educativo, puesto que la cultura se está adquiriendo en esa etapa. Pero al mundo profesional debemos llegar con una cultura mínima, lo que los de mi generación denominamos “cultura general”. No vale con lo que le han hecho creer a los chicos, que no hace falta saber porque con una buena búsqueda en la red, ya tienes la información necesaria. Yo le pongo el siguiente ejemplo a mi hija: Imagina que estás en una reunión y en un momento informal de la reunión se comienza a hablar de un suceso de la actualidad relacionado con algún hecho histórico y tienes que ausentarte al cuarto de baño como excusa para buscar información sobre lo que están hablando y poder participar de la tertulia porque… ¡no tienes ni la más remota idea de lo que están hablando! Es necesario para poder comunicar y comunicarse, tener una buena base cultural, así como es necesario para poder tener cultura, ser capaz de comunicar y comunicarse de manera clara, sencilla y asertiva pero consistente, para poder intercambiar ideas de manera empática, respetuosa y, si es necesario, firme pero no impositiva. En la actualidad, se echa mucho de menos un mejor nivel cultural en las personas con las que nos relacionamos. Cuántos de nosotros nos quedamos con cara de estupefacción cuando recibimos correos electrónicos de universitarios “bien preparados” que literalmente no hay por donde cogerlos; o cuando nos contestan de manera parcial a nuestros propios correos porque la comprensión lectora del receptor es nula (buena parte de la culpa la tiene la cultura del “móvil para todo”)… Sin una buena base cultural, además, es mucho más fácil caer en bulos y falsas informaciones. Ya es sabido que una educación deficiente es un instrumento político de control… lo venimos viendo de unos años para acá…

Colaboración: en nuestra sociedad actual, no nos es ajeno que cada vez somos más individualistas. El mal uso de las tecnologías ha contribuido a ello. No tenemos nada más que mirar a esos adolescentes, que aún estando en grupo, no socializan ni se comunican, sino que está cada uno pendiente de su dispositivo móvil… Las plataformas online para el estudio tampoco favorecen la colaboración entre personas. El resultado de lo anterior es que cuando estos jóvenes se incorporan al mundo profesional, se dan cuenta (bien ellos mismos, bien sus superiores) de que no saben trabajar en equipo. Y precisamente, saber trabajar en equipo, la colaboración entre personas, grupos y departamentos, la asertividad… son cualidades esenciales para ser “empleable”, no en el futuro, sino ya mismo. No podremos destacar frente al robot si no le aportamos a nuestro empleador la cualidad del trabajo en equipo y la asertividad, tan necesaria para una comunicación eficaz, de la que hablamos en el punto anterior.

 Creatividad: en el ámbito profesional, la creatividad no es otra cosa que la habilidad para resolver problemas, aportar soluciones, diseñar nuevas estrategias necesarias para seguir avanzando en un proyecto, crear nuevas maneras de trabajar para mantenerse en el mercado… La creatividad es otra de las grandes olvidadas en nuestro sistema educativo. La buena noticia es que puede desarrollarse partiendo de cero en cualquier momento de la vida y ponerla en práctica: leer libros de géneros diferentes a los habituales, salir a dar un paseo, fijarnos en una flor determinada e intentar dibujarla después, experimentar en la cocina… La creatividad debe inculcarse desde la infancia pues es la mejor herramienta ensayo – error. El niño se lanza a hacer lo que su creatividad le indica, no le sale bien, y lejos de frustrarse, busca la manera de continuar (si estás interesado en cómo aumentar la creatividad de tus hijos, pincha aquí). Si aplicamos esto último al mundo de los negocios, se ve claramente la importancia de la creatividad como competencia para hacer frente al robot.

Confrontación y pensamiento crítico constructivo: quizás esta competencia sea la más importante porque aglutina, sin ninguna duda, las anteriores. No es posible ejercer un pensamiento crítico y una confrontación de opiniones con un superior en una situación necesaria para el buen funcionamiento empresarial, si no somos capaces de comunicarnos asertiva y eficazmente, con los conocimientos suficientes de lo que estamos discrepando; si no lo hacemos bajo la premisa de la colaboración mutua; si esta confrontación de ideas no es el resultado de haber sido creativos a la hora de reconocer una posible área errónea y tener las ganas, por amor al trabajo, de solucionarla. El pensamiento crítico y la confrontación no son otra cosa que, si surge una duda en la ejecución de un procedimiento, decisión, acción, etc…, que seamos capaces de expresar nuestra oposición, alegando nuestras razones para llegar al consenso, y que puede ser que tengamos o no razón, pero al menos hemos creado un debate interesante del que, con toda seguridad, surgirán ideas o soluciones para el futuro. La máquina no duda, ejecuta. La máquina no razona, ejecuta. Nosotros podemos destacar frente a ella con el ejercicio del pensamiento crítico constructivo y la confrontación, desde la asertividad, la colaboración y la creatividad.

En resumen, el sentido común vuelve a poner en la diana aspectos importantes a los que no se presta demasiada atención en nuestro sistema educativo. La buena noticia es que a cualquier edad podemos comenzar a desarrollar estas habilidades y tenerlas presentes en nuestro día a día, no sólo en el plano profesional. Quizás leer este artículo, sea tu primer paso… ¡enhorabuena!

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