Cuando comencé a trabajar en el año 2011 en una empresa de Artes Gráficas no sabía los retos que se me iban a plantear. Pero sí sabía que iba a poder con ellos y pude.

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Cuando comencé a trabajar en el año 2011 en una empresa de Artes Gráficas no sabía los retos que se me iban a plantear. Pero sí sabía que iba a poder con ellos y pude.
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Esa es la cuestión. O más bien, that is the question… Muchas veces por moda, otras veces por desconocimiento y falta de rigor, los extranjerismos, sobre todo los anglicismos, inundan nuestra forma de hablar, de escribir y aparecen en cualquier lectura virtual (o no virtual) que hagamos.
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Si nos fijamos en una definición ampliamente aceptada de lo que es una empresa y que dice “emprender alguna actividad que conlleva cierto riesgo”…
En artículos anteriores he tratado aspectos como el liderazgo y su relación con la motivación y la inteligencia emocional; el talento, cómo reconocerlo y atraerlo; y también sobre cómo es su organización, ¿ahoga o deja respirar?
Todo esto tiene mucho que ver con su estilo directivo, del cual quizás no sea del todo consciente y del cual depende el funcionamiento de su empresa. Los resultados de la empresa en buena medida dependen de la fuerza de trabajo (las personas), de esa que se nutre del capital (accionistas – directivos): una sin otro no pueden existir para que la empresa sea una realidad.
No cabe ninguna duda de que la parte humana y emocional del trabajo cada día cobra más importancia en el mundo de la empresa. La motivación de los equipos de trabajo es una pieza esencial del organigrama interno, pero no podemos separarla de la persona que ejerce el liderazgo con inteligencia emocional.